¿Acaso
te llega, cuando llueve, la humedad?
Si
el diluvio te esconde
a
la vera de un estruendo,
tu
luz, fuerte, aturde de claridad.
¿Vos
y el ancho de las noches
están
al mismo ras allí como acá?
Vestida
de Venus por tantas candelas,
ensombrecida
de trastienda y de reproches.
En
tu tapete de sangre azul
nocturna
flotas,
sos
tanto mi luz como tu historia,
modestia
de vida y de quietud.
¿Qué sabrás de todo esto, luna infinita?
Tus
formas son detalles desde aquí abajo,
mientras
tu contorno plata, en la lejanía,
escapa
a esta realidad que ahora grita.
¿Podrás
vernos mirarte?
Mientras
no lo sepas,
seguirán
los telones invitando al viento
a
revelarte y camuflarte.
No
te enteres nunca,
que
sos la luna.
© AndreaFoco
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